Ubicada en el centro histórico de la población, se alza imponente el monumento de la iglesia parroquial de Torrente de Cinca. De sólida fachada de fábrica de sillería y fuertes pilastras que acaban en grandes capiteles de orden corintio. De ella destaca la portalada de estilo barroco churrigueresco. Huérfana de esculturas desde la guerra Civil, invita al espectador a imaginar la belleza que debió alcanzar la obra completa.
Adosado a la iglesia está el campanario de planta cuadrada, se halla desprovisto del piso superior que fue derruido por la peligrosa inclinación que había tomado a consecuencia de problemas en la cimentación. Este cuerpo era de fábrica de ladrillo y originalmente albergaba las campanas.
En el interior, llama poderosamente la atención la gran altura que alcanzan cada una de las tres naves que conforman la planta basilical del edificio. Sostenida por grandes pilares, también rematados de capiteles corintios, se levanta sobre el crucero la cúpula de planta octogonal flanqueada de ventanas de iluminación y en cuya base están representados los cuatro evangelistas.
Templo dedicado desde la Edad Media a Santa María Magdalena, de él se hallan datos documentados del año 1361. La vieja iglesia fue incendiada en el transcurso de la guerra de Sucesión, (1702-1714). El año 1775 se construye el nuevo templo y el año 1783 “la iglesia es nueva, hecha a costa de los vecinos” éstos, por aquel entonces eran 160. (Cada vecino o fuego de aquella época correspondía aproximadamente a 4,5 personas.) Este índice nos revela una aproximación de la población de Torrente a finales del siglo XVIII.
La nueva iglesia contaba con altares dedicados a la Virgen del Rosario, a Santiago, al Santo Cristo y a San Juan Bautista, años más tarde se añadieron los de San Antonio de Padua, de San Francisco Javier y de San Antonio Abad. En la actualidad se conservan los altares originales de Santiago, de San Antonio de Padua y de San Antonio Abad, además de los más recientes de Cristo Crucificado, de la Dolorosa y de la Virgen del Pilar. En el Altar Mayor, un grabado representa el sacrificio de Isaac.
Estaban instaladas en la iglesia las cofradías del Rosario y de San Antonio Abad, encargadas del altar de su mismo nombre, y la del Nombre de Jesús que cuidaba del altar del Santo Cristo. El resto de altares estaban al cuidado de diversas familias de la población.
Era práctica habitual en la iglesia dar sepultura a fieles, de ello dan buena prueba las dos losas funerarias halladas durante las obras de mejora del pavimento y que hoy pueden contemplarse formando parte de éste.
