Casa Ferrabrás

Edificio perteneciente a la llamada Arquitectura Renacentista Aragonesa, del cual descubrimos a primera vista su bien proporcionada fachada a pesar de carecer de elementos decorativos. Realizada en su totalidad con fábrica de piedra, destaca en la fachada la portalada de arco de medio punto de grandes dóvelas, que da acceso a la planta baja.

La primera planta o llamada también planta noble está compuesta por grandes ventanales rectangulares, con la particularidad de que estas ventanas en la parte interior se convierten en balconeras.

La segunda y última planta está formada por la característica “Galería Aragonesa”, o sea; una galería de arquillos de medio punto, que parece ser, es la evolución del remate almenado de los castillos.

Corona la fachada un sencillo alero de características similares a las impostas que la cruzan longitudinalmente y que son el arranque de la planta noble y segunda. Únicos elementos que intentan romper la austeridad de la fachada.

Por ser una mansión que a buen seguro no constituía la vivienda principal de sus dueños, el interior presentaba un aspecto poco refinado.

En la planta baja se hallaba el patio de entrada del cual arrancaba una gran escalinata hasta la planta noble. El resto de espacios estaban destinados a cuadras, graneros y cuarto del aceite, hallándose también en el patio un pozo de agua y el acceso a una gran bodega, todavía hoy bien conservada.

La escalera principal daba acceso a través de otros pequeños tramos de escaleras a diferentes dependencias; cocinas, despensas y alcobas, utilizadas solamente por el personal de servicio.

La planta noble estaba formada por espaciosos salones y grandes habitaciones, alguna de las cuales aún conservaba, aunque en mal estado, en el momento del derribo, las pinturas originales. Cualidad cuando menos curiosa de esta planta, eran los distintos accesos con que contaba cada espacio.

La segunda planta estaba configurada como un único salón para almacenaje de los distintos productos agrícolas.

Posteriormente a su construcción, que sin lugar a dudas fue en el siglo XVIII. durante una época de gran crecimiento económico de las clases altas aragonesas, se fueron anexionando al edificio principal otras dependencias de uso agrícola en lo que era el patio interior o corral.

En el año 1995 y después de varias décadas de abandono total, el edificio presentaba en su interior un estado totalmente ruinoso. La mitad de la cubierta se encuentra desplomada en el patio de entrada, llevándose en su caída parte de los forjados de la primera y segunda planta. Los únicos componentes que resisten por el envite de las inclemencias meteorológicas son la fachada, la bodega y una pared interior de carga. Únicos elementos que han podido conservarse en la restauración.

Después de que en dicho año de 1995, los herederos de Casa Ferrabras, muy numerosos y dispersos por varias ciudades de España, hicieran donación del edificio al Ayuntamiento de Torrente de Cinca, destinando este inmediatamente una Escuela Taller dedicada a la recuperación del edificio.