De todos es sabido que las primeras infraestructuras en regadíos en la Península Ibérica fueron obra de los árabes. Torrente no fue una excepción. El interés de aquellos antiguos pobladores de estas tierras ahora nuestras, fue el de rentabilizar al máximo la agricultura, convirtiendo las tierras de secano a regadío.
Los sotos son siempre tierras de aluvión, y por lo tanto muy fértiles. No es pues extraño que los árabes dieran prioridad de riego a estas tierras. Para ello era imprescindible construir las acequias necesarias en todas aquellas zonas que se pretendía llevar agua de riego, aunque para ello deberían salvarse numerosos obstáculos, como los barrancos que bajando de la sierra desembocan en el río Cinca. Ello requería grandes e importantes obras. Este es el caso de nuestro acueducto. El acueducto árabe Torrente es una obra de ingeniería mediante la cual se permite el paso elevado de la acequia de “Abajo” o “Vieja”, cruzando el barranco de “Vall del Cos” a unos 20 metros de altura.
Curiosamente, muchos años después el barranco de “Vall del Cos” sirvió de desagüe natural de la acequia de “Arriba” o “Nueva”, hecho que se da aún hoy en día. Por lo tanto, la acequia de Abajo o Vieja, pasa unos 20 metros por encima de la acequia de Arriba o Nueva mediante un acueducto. De igual manera puede entenderse que la acequia de Arriba o Nueva pasa por debajo de la acequia de Abajo o Vieja por el barranco de Vall del Cos.